11 de junio de 2020

Manos

Domingo por la noche y ordena los recuerdo del fin de semana. Afortunada de estar rodeada de manos bonitas, las que sirven de apoyo mientras camina, las que le enseñan, le ayudan a levantarse si se cae y están ahí por si vuelve a suceder, las que le acompañan descalza a casa y las que dan los buenos días con resaca. Manos bonitas que comparten lo que tienen, y otras que ayudan a arreglar el jardín. También las que le agarran del pelo.

Dónde

Dónde te escondes cuando huyes de todo.
Dónde te refugias cuando no hay dónde ir.
En qué aguas te zambulles si te encuentras en el desierto.
Con qué te tapas.
Acaso te abrazas,
acaso aprietas los ojos.
Cómo te apagas si te quemas por dentro.

Las migas

Te contaré solo mis verdades a trozos, porque son demasiado y no quiero que huyas.

Darse cuenta de que podía ser brutal, directa y terriblemente sincera la hizo encogerse... Y cambió los saltos al vacío por miguitas.

¿Y quién decidió que el mundo era demasiado cobarde como para aceptar la sinceridad a bocajarro?

De vuelta

Esa sonrisa triste y resignada de cuando ya estás de vuelta y sabes que no existe el final que esperabas.
Como ver una película por segunda vez cuando aún recuerdas el final. Miras su cara y anticipas sus reacciones escena tras escena, porque sabes cómo termina.
Esa pequeña amargura que se escapa por la comisura de los labios de esa sonrisa que no llega a los ojos.

No sabía si de verdad no creía en el amor y se refugiaba en libros en los que todo acaba bien, o si creía en el amor y se refugiaba en negarlo.