Esa sonrisa triste y resignada de cuando ya estás de vuelta y sabes que no existe el final que esperabas.
Como ver una película por segunda vez cuando aún recuerdas el final. Miras su cara y anticipas sus reacciones escena tras escena, porque sabes cómo termina.
Esa pequeña amargura que se escapa por la comisura de los labios de esa sonrisa que no llega a los ojos.
No sabía si de verdad no creía en el amor y se refugiaba en libros en los que todo acaba bien, o si creía en el amor y se refugiaba en negarlo.
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