3 de febrero de 2010

Like a MAGNET

Podría pasar horas mirando el mar. Producía en él una atracción irresistible que le dejaba embelesado, absolutamente en calma. Ese movimiento rítmico de las olas, con sus picos, sus series, sus corrientes ocultas, las diferentes tonalidades de verdes y azules que lo hacían hipnótico. Luego la encontró. ¿Sería ella su mar? ¿serían sus facciones como el movimiento de las olas? ¿sería su sonrisa una corriente oculta de esas que te arrastran hasta el fondo? ¿o su mirada azul algo equiparable a la belleza de las aguas cristalinas?

Tendría que averiguar las respuestas.






1 comentario:

  1. hoy venia en tren mirando el mar y pensaba que si hiciera un cuadro y lo pintara tal cual lo veía, nadie iba a creer que el agua tubiera tantos tonos distinto :) :)

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